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Enoturismo en Valladolid

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Cuando nos escribió Henar, de Valladolid Enoturismo, para proponernos un famtrip por su provincia, no tardamos ni 5 minutos en cuadrar las agendas. Ya teníamos ganas de subir de nuevo por tierras de Castilla y León. Pero cuando nos mandó el programa definitivo y comprobamos que no pisábamos la Ribera del Duero, aún nos pareció más interesante, ya que escaparíamos de lo de siempre.

Uno de los muchos atractivos de tiene la provincia de Valladolid en materia de turismo del vino es que está “bañada” por 5 denominaciones de origen. Léase, Ribera del Duero, Toro, Rueda, Gigales y Tierras de León. A nosotros nos tenían preparadas visitas hacia el oeste, en Rueda y Toro. Buena idea.

pinchos

La primera noche en Valladolid nos sorprendió de manera especial. Ni conociamos el Hotel Marqués de la Ensenada (un 5 estrellas con encanto en una antigua harinera sobre el Canal de Castilla), ni habíamos tenido la suerte de acudir al tradicional concurso de pinchos. Cada año, en noviembre, Valladolid acoge el Concurso Nacional de Pinchos y Tapas. Ahora, en junio, se celebra el concurso provincial. Coincidió con nuestro famtrip y con muy buen criterio, Henar y Carolina nos sacaron de pichos, maridados de la mano de José Antonio de Enoturismo España. Muy buena selección de locales. Tomamos 6 pinchos, 6 obras de arte a cada cual más impresionante. Alta gastronomía de calle y barra. Como siempre es un placer fondear en el Don Bacalao, pero esta vez debemos destacar Wabi-Sabi, taberna japonesa. Impresionante por concepto, decoración y propuestas gastronómicas. Si vas a Valladolid, no puedes perdértela.

dealberto

dealberto

El sábado, después del completo desayuno a la carta que nos ofreció el Marqués, lo primero fue la visita a DeAlberto en Serrada, Rueda. De la mano de Ramón conocimos su realidad y su historia, sus preocupaciones en cuanto a la incipiente Ruta del Vino de Rueda y sobre todo, su arraigo a una tierra y a una bodega que, no por grande (tiene capacidad para unos 16 millones de litros anuales), deja de ser familiar. Después de un final de visita en la bodega subterránea, catamos una buena representación de la amplia gama que comercializan, y nos sorprendió su vino añejo, “Dorado deAlberto” elaborado mediante la tradicional oxidación en garrafas al sol y el posterior envejecimento con el metodo de soleras.

pradorey

Como comíamos en el restaurante “Colores de Rueda“, situado en las mismas instalaciones de la Bodega Prado Rey Rueda, antes nos esperaba otra visita. Pero Fernando nos sorprendió, y en vez de una tradicional visita guiada por las instalaciones, disfrutamos de un concepto distinto de enoturismo, que comenzó con una presentación audiovisual en 3D, continuó con un pequeño taller de sentidos y una exposición de fotografía y culminó con una cata completa, profesional y divertida. La comida en el “Colores de Rueda” fue impresionante, para quitarse el sombrero ante el joven chef. Para volver y repetir el arroz con cigalas, habitas y foie, o los guisantes, o el rabo de toro, o los sandwiches de violeta… Vamos, de lo mejor de Rueda.

pradorey

La tarde terminaría en Olmedo, con visita guiada por sus calles y monumentos, la experiencia alrededor del teatro de Lope de Vega y del Siglo de Oro en el Palacio del Caballero de Olmedo y el paseo por el Parque temático del Mudéjar. Sorprendente Olmedo, con mucho que ver, visitar y disfrutar. Para cenar y dormir, recalamos en el Hotel Villa de Ferias, en Medina del Campo, donde tuvimos la oportunidad de probar en la cena el genial verdejo de Finca las Caraballas.

Elías Mora

Al día siguiente, domingo, terminaba lo bueno. El fin de fiesta prometía y no defraudó. Nos esperaba la DO Toro y sus tierras de curvas suaves y pueblecitos profundos. Elias Mora es de esas bodegas que enganchan, no por las instalaciones (es una bodega pequeña, muy cuidada y paredes pintadas muy “de chicas”), sino por la pasión de su gente. Vanesa actuó de cicerone y nos descubrió la bodega, en medio del viñedo y con vistas al valle y a San Román de Hornija. Instalaciones que invitan a pasear entre las viñas y a hacer una cata en el exterior. De ahí que alguno de los asistentes pensara en volver el 21 de junio a celebrar San FesTinto. Ya nos dirán que tal lo han pasado.

Los vinos de Elias Mora sorprenden y enamoran. Dejan huella. Son de nuestros preferidos de la DO y los pedimos si están en carta. Pero lo que es muy dificil de encontrar y andamos locos búscandolo por Valencia, es su vino dulce natural de Tinta de Toro, el Dulce Benavides. Sin palabras. De los mejores dulces de tinta que hemos probado. Suerte que lo puedes comprar en su tienda on-line. Voy a hacer un paréntesis y a buscar la tarjeta de crédito…

Restaurante Trigo

Después de despedirnos de Vanesa, agradecidos por su hospitalidad y su buen hacer, pusimos rumbo a Valladolid, para terminar el famtrip comiendo en el Restaurante Trigo. El viaje no podía tener mejor colofón. Tiene fama de ser uno de los mejores restaurantes de Valladolid y no defrauda. Un servicio impecable, muy muy profesional, con la cubertería y vajilla adecuadas para cada plato. Nos prepararon una mesa cuadrada en la que todos nos podíamos ver las cansadas caras y disfrutamos de una cuidada degustación. Nos encantó la merluza a las dos lechugas, de mar arriba, crujiente, y de tierra abajo, en lecho de crema. Postre y café y de nuevo al microbús, a la estación y para casa.

En resumen, un fin de semana que nos ha descubierto otra ruta de Valladolid que no conocíamos y que recomendamos especialmente: la ruta de Rueda y Toro, la de Olmedo y Tordesillas, la de Lope de Vega y los Reyes Católicos, la del lechazo, los pinchos y la vanguardia gastronómica. Un Valladolid que enamora y que promete seguir haciéndolo si sigue reinventándose como lo hace. Gracias de nuevo a Valladolid Enoturismo, muy especialemte a Henar por su paciencia y simpatía. No podemos terminar sin mandar recuerdos y abrazos especiales a todos los amigos y compañeros de fatigas, sin los que el viaje no hubiera sido lo mismo:

Nos cruzaremos de nuevo, seguro, por estas sendas del enoturismo. Y disfrutaremos, seguro, como lo hemos hecho por Valladolid. Hasta pronto.


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